martes, 24 de mayo de 2011

La historia de Caperucita roja contada por el lobo ¿ quien dijo que era un lobo feroz ?

El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho. Siempre trataba de antenerlo ordenado y limpio. Un día soleado, mientras estaba recogiendo las basuras dejadas por unos excursionistas, sentí pasos. Me escondí detrás de un árbol y vi venir una niña vestida en forma muy divertida, toda de rojo y su cabeza cubierta como si no quisiera que la vieran. Andaba feliz y comenzó a cortar las flores de nuestro bosque, sin pedir permiso a nadie, quizás ni se le ocurrió que estas flores no le pertenecían. Naturalmente, me puse a investigar.
Le pregunté quién era, de dónde era, de dónde venía , a dónde iba; a lo que ella me contestó , cantando y bailando, que iba a casa de su abuelita con una canasta para comer.

Me pareció una persona honesta, pero estaba en mi bosque , cortando flores.
De repente, sin ningún remordimiento, mató a una ave que volaba libremente, pues también el bosque era para él. Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que es meterse en el bosque sin anunciarse antes y comenzar a maltratar a sus habitantes.
La dejé seguir su camino y corrí a casa de la abuelita. Cuando llegué me abrió la puerta una simpática viejecita; le expliqué la situación y ella estuvo de acuerdo con que su nieta merecía una lección. La abuelita aceptó permanecer fuera de la vista hasta que yo la llamara , y se escondió debajo de la cama. Cuando llegó la niña la invité a entrar al dormitorio donde yo estaba acostado, vestido con la ropa de la abuelita. La niña llegó sonrojada, y me dijo algo desagradable acerca de mis grandes orejas. He sido maltratado antes, así que traté de ser amable y le dije que mis grandes orejas eran para oirla mejor.


Ahora bien, me agradaba la niña y traté de prestarle atención, pero ella hizo otra observación insultante acerca de mis ojos saltones. Vosotros comprenderéis  que empecé a sentirme enfadado. La niña tenía bonita apariencia, pero empezaba a serme antipática. Sin embargo, pensé que debía poner la otra mejilla y le dije que mis ojos me ayudaban a verla mejor. Pero su siguiente insulto, sí me cabreó, siempre he tenido problemas con mis grandes y feos dientes, y esa niña hizo un comentario realmente grosero al respecto.


Sé que debí haberme controlado, pero salté de la cama y le gruñí, enseñándole toda mi dentadura y diciéndole que eran así de grandes para comérmela  mejor. Ahora, piensen ustedes, ningún lobo puede comerse a una niña, todo el mundo lo sabe, no comemos personas.
Pero esa niña empezó a correr por toda la habitación gritando, y yo corría
detrás de ella tratando de calmarla.

Como tenía puesta la ropa de la abuelita y me molestaba para correr, me la quité, pero fue mucho peor. La niña gritó aún mas. De repente, la puerta se abrió y apareció un leñador con un hacha enorme y afilada. Yo lo miré y comprendí que corría peligro, así que salté por la ventana y escapé.


Me gustaría decirles que éste es el final de la historia, pero desgraciadamente no es así. La abuelita, jamás contó mi parte de la historia, y no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz, que yo era un lobo malo y peligroso. 
Todo el mundo comenzó a evitarme. No sé que le pasaría a esa niña antipática y vestida de forma tan rara, pero sí les puedo decir que yo nunca pude contar mi historia. Ahora ya la sabéis. 




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